Lana
La lana constituye aún el tejido más importante en el ámbito de la producción de alfombras y se utiliza en casi todos los sectores. Es oportuno distinguir entre la lana virgen, es decir, aquella que se obtiene a partir de ovejas vivas y que es de calidad superior, y la piel de lana, la cual, en cambio, se extrae de las ovejas que ya no están en vida y, por esta razón, es de calidad inferior.
Un factor importante depende también de dónde ha estado viviendo el animal en cuestión, ya que esta información puede decir mucho sobre el tipo de lana. Así, por ejemplo, la lana de los altiplanos se consigue a partir de aquellos animales que viven en las montañas y es muy duradera y de una calidad increíblemente alta. Por el contrario, las ventajas que presenta la lana de las tierras bajas se hallan sobre todo en la buena relación que hay entre la suavidad de la lana y la gestión económica y humana hacia los animales.
En la mayoría de los casos, la lana de las tierras bajas proviene de Nueva Zelanda, donde los animales pastan en llanuras y en colinas muy ricas en vegetación y donde disfrutan del clima único de esta isla.
Las alfombras de lana gozan de una popularidad que parece no estar sujeta al tiempo. Esto se debe sobre todo a las fantásticas propiedades de la lana. De esta forma, las alfombras de lana contribuyen a crear en el hogar una sensación familiar y acogedora. Además, son muy resistentes y retrasan la eventual formación de llamas. Se decide producir alfombras utilizando la lana de oveja a causa de las grasas naturales que posee este animal. Las alfombras realizadas con este material son resistentes a la suciedad, son impermeables, así como antiestáticas, lo cual permite no crear polvo, a diferencias de algunas fibras sintéticas.
Ya que el pelo de la lana se puede extender hasta en un 30 %, para luego volverse a contraer, las alfombras de lana son resistentes también en los puntos de tensión.
La propiedad de la lana de acumular el aire en los espacios vacíos tiene, además, el efecto positivo de reducir en un tercio el nivel de ruidos, de regular la temperatura de la habitación, así como de aislar el calor.
La lana no solo es el clásico por antonomasia desde los tiempos más antiguos entre los materiales que se utilizan para producir alfombras, sino que recibe también una fuerte demanda de aquellos consumidores que se preocupan por el medio ambiente que les rodea. Esto de debe al hecho de que la lana constituye un recurso renovable. Por lo tanto, no hay que sorprenderse de que la lana se emplee en casi cada área del hogar.
Sin embargo, quien decide comprar una alfombra de lana para su propia casa debería tener en cuenta un aspecto importante: la lana es y seguirá siendo un producto natural, por lo que mantiene unas ciertas propiedades. Entre otras, la lana posee por ejemplo la maravillosa característica de regular la temperatura del cuarto en el que se halla. Por el otro lado, la lana no es un material aconsejables para zonas húmedas, como por ejemplo el baño, ya que la constante humedad acabaría dañando su alfombra de forma significativa. Además, hay que tener cuidado en mantener alejadas de la lana las polillas.